Soy de esas personas que adoran cumplir años, me entusiasma, me gusta y lo disfruto. Ya rondando el día veinte del mes y hasta el veintiocho, me surge una emoción inexplicable que confieso es muy infantil, pero aún así me hace feliz y no me privo de vivirlo intensamente y degustarlo, así como cuando nos queda el último cuadradito del chocolate favorito. En las inmediaciones de mi fecha, me gusta hacer reflexiones de mi vida, mucho más que lo que es habitual para mí.
Hoy cumplo cincuenta años, y lejos de pensar en el número absoluto, pienso en lo impresionante y maravillosa que es la vida.
No me asusta ser cincuentona, no me asusta la vejez y no me asusta el paso del tiempo porque no hay nada mas increíble que el aquí y ahora.
No nací como la mayoría en una institución de salud, no. Nací a las corridas, en la esquina de mi casa en donde una partera vivía estratégicamente sin saber que salvaría mi vida. Ese patrón de ir por la vida con rapidez y sed de no querer perderme ni un instante de nada, me acompaña hasta hoy.
Pienso que la edad cronológica no siempre es proporcional a lo que llevamos dentro. Quién no conoce viejos jóvenes y jóvenes viejos?
Para mí la energía, fuerza, actitud y ganas con las que cada día uno sale a devorase la vida es lo esencial y me irritan quienes no encuentran motivación o propósito para vivir y sólo buscan excusas o se escudan en alguna dificultad para seguir acorazados en la comodidad.
A esta edad son pocos los números que me importan, por ejemplo la cifra del colesterol y la tensión arterial.
A esta edad yo sólo cuento el números de besos que me han dado felicidad, el números de personas que se quedaron a mi lado por decisión propia y pese a todo, el números de abrazos que me dieron y dan contención completando mi alma y el número de sueños que quiero cumplir.
A esta edad solo agradezco por mi salud y la de mi gente, por despertarme junto al amor de mi vida y dormirme junto a él y por tener mil historias de cincuenta años para contar.
Hoy solo agradezco y saco ventajas de ser una señora mayor.
Agradezco que me hayan roto el corazón en mil pedazos porque quien me ayudó a rearmarlo siguió a mi lado y me ayudo a reconstruir un mejor ser.
Agradezco cada puerta cerrada de un golpe frente a mi nariz y a cada una de esas personas que obstruyó mi camino, porque gracias a ellas me hice fuerte y descubrí el delicioso sabor de lograr el objetivo con esfuerzo y mérito propio.
Agradezco a todos aquellos que se fueron de mi vida no valorando mi persona, porque dejaron el lugar para que ocupe la gente correcta. Agradecer y sacar ventaja ... de eso se trata para mí llegar a los cincuenta. Llegar a ser una señora de edad tiene sus placeres y yo sé disfrutarlos.
Llegar a los cincuenta me permite no entrar en batallas que no merecen ser luchadas, elegir rápidamente donde poner mi energía, a quién darle mi tiempo, mi afecto y mi respeto.
La ventaja que tiene ser una señora mayor es que por ser enérgica, tenaz y perseverante, le adjudicarán mi conducta a la peri o menopausia, lo cual suena mejor que me digan histérica, calificativo o descalificativo, para ser más precisa, que me gané muchas veces en el ambiente machista de mi profesión por saber defenderme, ser segura, emprendedora y activa.
Es muy gracioso como los hombres y no pocas mujeres, intentan ofender utilizando nuestros valores hormonales, porque cuando eres joven también aplica este cuento.Hoy me divierto de eso!
A esta edad puedo permitirte cambiar de peso, de color de pelo y mostrar el paso del tiempo con distinción, ya que las miradas más críticas van dirigidas hacia las más jóvenes,
Ser una señora de edad me da la posibilidad de que otros más jóvenes me den la silla o alcancen algo, porque mis rodillas no son las mismas.
Ser mayor me autoriza elegir libremente y sin dudar, no estar en ningún lugar que no quiera, tener golpes estéticos por el paso del tiempo y convivir con ello, porque mi interior esta pleno y trabajado y no por lo la aceptación de los demás, sino porque yo misma me quiero y acepto ante todo.
Ser una señora de edad me permite pausar la vida a mi antojo, porque ya aprendí a quedarme donde quiero y me hace bien y encontré la fórmula para hacer de un instante delicioso una historia de cinco tomos.
A los cincuenta tengo la posibilidad de tener un camino recorrido suficiente para ir y venir por todos esos recuerdos que vale la pena conservar y volver a vivir, tengo muchas historias para contar y la lista de lo que importa definida con marcador grueso.
No intentaré luchar contra el paso de los años, pero si me prometo envejecer siendo cada vez lo mejor de mi misma, cuidando el envase lo suficiente para disfrutar de mi descendencia todo lo que más pueda.
Ser una señora de edad tiene sus placeres y me encanta seguir descubriéndolos.
Quiero seguir sumando años, viviéndolos junto a mis afectos sin perder la creatividad, el entusiasmo y sin dejar de perseguir sueños.
Mujer! No sufras...tiene muchas ventajas ser cincuentona.
Hoy cumplo cincuenta años, y lejos de pensar en el número absoluto, pienso en lo impresionante y maravillosa que es la vida.
No me asusta ser cincuentona, no me asusta la vejez y no me asusta el paso del tiempo porque no hay nada mas increíble que el aquí y ahora.
No nací como la mayoría en una institución de salud, no. Nací a las corridas, en la esquina de mi casa en donde una partera vivía estratégicamente sin saber que salvaría mi vida. Ese patrón de ir por la vida con rapidez y sed de no querer perderme ni un instante de nada, me acompaña hasta hoy.
Pienso que la edad cronológica no siempre es proporcional a lo que llevamos dentro. Quién no conoce viejos jóvenes y jóvenes viejos?
Para mí la energía, fuerza, actitud y ganas con las que cada día uno sale a devorase la vida es lo esencial y me irritan quienes no encuentran motivación o propósito para vivir y sólo buscan excusas o se escudan en alguna dificultad para seguir acorazados en la comodidad.
A esta edad son pocos los números que me importan, por ejemplo la cifra del colesterol y la tensión arterial.
A esta edad yo sólo cuento el números de besos que me han dado felicidad, el números de personas que se quedaron a mi lado por decisión propia y pese a todo, el números de abrazos que me dieron y dan contención completando mi alma y el número de sueños que quiero cumplir.
A esta edad solo agradezco por mi salud y la de mi gente, por despertarme junto al amor de mi vida y dormirme junto a él y por tener mil historias de cincuenta años para contar.
Hoy solo agradezco y saco ventajas de ser una señora mayor.
Agradezco que me hayan roto el corazón en mil pedazos porque quien me ayudó a rearmarlo siguió a mi lado y me ayudo a reconstruir un mejor ser.
Agradezco cada puerta cerrada de un golpe frente a mi nariz y a cada una de esas personas que obstruyó mi camino, porque gracias a ellas me hice fuerte y descubrí el delicioso sabor de lograr el objetivo con esfuerzo y mérito propio.
Agradezco a todos aquellos que se fueron de mi vida no valorando mi persona, porque dejaron el lugar para que ocupe la gente correcta. Agradecer y sacar ventaja ... de eso se trata para mí llegar a los cincuenta. Llegar a ser una señora de edad tiene sus placeres y yo sé disfrutarlos.
Llegar a los cincuenta me permite no entrar en batallas que no merecen ser luchadas, elegir rápidamente donde poner mi energía, a quién darle mi tiempo, mi afecto y mi respeto.
La ventaja que tiene ser una señora mayor es que por ser enérgica, tenaz y perseverante, le adjudicarán mi conducta a la peri o menopausia, lo cual suena mejor que me digan histérica, calificativo o descalificativo, para ser más precisa, que me gané muchas veces en el ambiente machista de mi profesión por saber defenderme, ser segura, emprendedora y activa.
Es muy gracioso como los hombres y no pocas mujeres, intentan ofender utilizando nuestros valores hormonales, porque cuando eres joven también aplica este cuento.Hoy me divierto de eso!
A esta edad puedo permitirte cambiar de peso, de color de pelo y mostrar el paso del tiempo con distinción, ya que las miradas más críticas van dirigidas hacia las más jóvenes,
Ser una señora de edad me da la posibilidad de que otros más jóvenes me den la silla o alcancen algo, porque mis rodillas no son las mismas.
Ser mayor me autoriza elegir libremente y sin dudar, no estar en ningún lugar que no quiera, tener golpes estéticos por el paso del tiempo y convivir con ello, porque mi interior esta pleno y trabajado y no por lo la aceptación de los demás, sino porque yo misma me quiero y acepto ante todo.

A los cincuenta tengo la posibilidad de tener un camino recorrido suficiente para ir y venir por todos esos recuerdos que vale la pena conservar y volver a vivir, tengo muchas historias para contar y la lista de lo que importa definida con marcador grueso.
No intentaré luchar contra el paso de los años, pero si me prometo envejecer siendo cada vez lo mejor de mi misma, cuidando el envase lo suficiente para disfrutar de mi descendencia todo lo que más pueda.
Ser una señora de edad tiene sus placeres y me encanta seguir descubriéndolos.
Quiero seguir sumando años, viviéndolos junto a mis afectos sin perder la creatividad, el entusiasmo y sin dejar de perseguir sueños.
Mujer! No sufras...tiene muchas ventajas ser cincuentona.
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